Veto Kiwi a los Flying Fijians

El Ministro de Exteriores  neozelandés Murray McCully, mantiene la prohibición impuesta en 2006 de conceder visados a allegados Fijianos del régimen del comodoro Frank Bainimarama desde que instauró su junta militar. El Ministro “kiwi” afirma que no cambiará tal política hasta que se avance en materia democrática y de derechos humanos en dicho país.

Esta prohibición no tendría mayor repercusión, sino llega a ser porque en poco más de dos meses se celebrará en nuestras antípodas el mundial de Rugby, y Fiji es una de las selecciones clasificadas para acudir al mayor evento ovalado mundial.  Seis de los jugadores de su selección pertenecen al ejército fijiano, y entran dentro de esa categoría de “allegados” al régimen de las islas del Pacífico. La selección Fijiana no ha dudado en amenazar con boicotear el Mundial si no puede presentarse con su mejor equipo al completo. Esta medida afecta, además de a la selección de rugby, a todos aquellos aficionados fijianos que quieran acudir al país maorí, que no serán pocos, ya que el rugby es deporte nacional en toda la zona.

No son pocos los problemas que están golpeando a la organización del mundial en tierras oceánicas. El terremoto de hace unos meses en el país puso en duda todo el evento, pero finalmente afectó, principalmente, a la sede de Christchurch. Los problemas económicos estarán presentes por las protestas de activistas contra los recortes sociales, y también está el problema, siempre presente, de la comunidad nativa, la maorí, que también usará el marco del mundial para llevar a cabo sus protestas.

Muchas trabas para el país y la organización, encima el Gobierno crea aún más cortando el acceso a varios integrantes de una selección. La competición es de la International Rugby Board (IRB) y suya debería ser la decisión. Ellos no se han pronunciado al respecto y Fiji está presente en todo torneo internacional  celebrado hasta ahora, tanto de XV como de Seven. Nueva Zelanda no debería intentar adulterar una competición deportiva de tal calibre como es un Mundial, y  menos si con ello se pone en peligro tanto a la organización como al espectáculo.