domingo, 12 de diciembre de 2010

Mi primer tercer tiempo



Recuerdo cuando tuve mi primer tercer tiempo de verdad, de los buenos y tradicionales, con cerveza.
Yo era un juvenil lleno de ilusión por la vida (y con patillas). No recuerdo bien contra quien fue el partido, pero el tercer tiempo fue sin duda memorable.


Lo hicimos en una taberna irlandesa, los mayores del equipo compraron un par de barriles para todos.
Las primeras costaban, acompañadas de cacahuetes y demás productos salados que fomentan el bebercio.
El equipo rival no duró mucho, tenían un viaje largo por delante y ya iba siendo una hora más bien tardía.

Las canciones comenzaban a dar ambiente mientras que las camisetas volaban por los aires. Tambien hubo pulsos con más de una sorpresa entre los delanteros y los tres cuartos, fomentando el odio mutuo. El resto de clientes del bar contemplaban estupefactos el espectáculo, con cara de "donde hostias me he metido".

Tras una hora y muchas jarras, el grifo dijo basta y tuvimos que abandonar el local. Como buena horda de vikingos quemamos el bar tras saquearlo y secuestrar a unas cuantas jóvenes. Ésto último me lo he inventado, pero queda bonito a la par que épico.

Ningún animal resultó herido en la realización de este tercer tiempo, las heridas se hacen en los dos primeros. El primero de muchos, la tradición de un gran deporte.

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